Terapias de exposición
La experiencia del miedo es común y universal (Marks, 1987, citado en Fernández-Arias, 2019) y se expresa en todos los niveles de respuesta (cognitivo, motor y fisiológico).
El miedo es adaptativo cuando se activa de manera compensada y específica, va seguido de un afrontamiento adecuado y no interfiere en la vida de las personas. Hablamos de fobia cuando la experiencia de miedo o ansiedad es desproporcionada (independientemente del nivel de respuesta), no puede ser explicada o razonada por el individuo, persiste a lo largo del tiempo y es desadaptativa (Fernández-Arias, 2019).
Los principales miedos y fobias en los pacientes oncológicos son los siguientes:
Estos miedos o fobias pueden tener consecuencias graves en los pacientes oncológicos como el retraso en la detección del cáncer y la interferencia en la aplicación de pruebas diagnósticas y tratamientos, entre otros. Es importante, pues, que los psicooncólogos dominemos la técnica de la desensibilización sistemática y los diferentes procedimientos de exposición.
El objetivo de todas estas técnicas es que el paciente afronte de manera sistemática y deliberada las situaciones (p.ej. espacios cerrados) o estímulos internos (p.ej. miedo a quedarse sin aire) que le generan ansiedad u otras emociones negativas. El paciente deberá permanecer en la situación u afrontar el estímulo interno hasta que la emoción se reduzca significativamente y/o hasta que compruebe que aquello que anticipa no ocurre (Bados y García Grau, 2011).
Pero, ¿cuál es entonces la diferencia entre la exposición y la desensibilización sistemática (DS) si su objetivo es el mismo (reducir las respuestas de ansiedad y las conductas motoras de evitación)? La diferencia radica en que la exposición se explica a través del mecanismo de habituación y la DS se basa en los principios de inhibición recíproca y contracondicionamiento.
Para conocer más en profundidad la diferencia entre la DS y la exposición, así como las diferentes técnicas y su utilidad, no dudes en descargarte el PDF.